Magnolia

Este espacio ha sido creado para compartir poesía, letras de canciones, algunas fotos o dibujos, cuentos, y conversaciones sobre miles de cosas. De un extraño modo se ha convertido en una extensión de mi misma, las cosas que son publicadas son la exteriorización de lo que pienso y siento en el momento que actualizo las entradas. Espero que lo disfruten.

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Nombre: Colectivo Yo Defiendo
Ubicación: Concepción, VIII Región, Chile

Integrado por docentes, alumnos, trabajadores, ex-alumnos y comunidad vinculada a la UdeC

octubre 18, 2006

Duelo, depressus y desesperanza.

Hace un rato estaba leyendo un trabajo sobre la depresión. En él se hace una buena revisión de cómo han abarcado este problema las distintas corrientes de la psicología esta “situación de salud mental”, al leer cada uno de los afrontamientos me fue creciendo un sentimiento de impotencia y frustración enorme: no importa que tan antigua, nueva, conservadora o transgresora sea la teoría desde donde se abarca, la persona con depresión siempre la cuentan con connotaciones similares a las de un aparato visor mal regulado, una cámara fotográfica con el lente sucio. No importa si la realidad es objetiva, si se construye, si no existe: la cognición del depresivo afecta sesgando o condicionando la realidad.
Esta etiqueta de “máquina desajustada” contribuye a que quienes se acercan a una persona con depresión, invaliden su punto de vista, consideren que todo lo que se dice, se hace, se duele y conduele tiene que ver con esta condición, nos relegan a la clasificación de radios mal sintonizadas.
El duelo, esa costumbre arcaica de enfrentarse a la finalización, a lo culmine, al exitus de nuestras vidas, de nuestras relaciones, de nuestra expectativa constante, no es endógeno y no puede serlo, porque tanto “duelo” como “depressus” connotan la existencia de una contraparte.

Mi tristeza es tan vieja que existe desde antes de mi nacimiento y quedará después de mi muerte, mi depresión es autónoma, rebelde no medicada, domada a fuerza, histórica e histérica, rabiosa y melancólica de cosas que no he conocido, des-territorializada y re-territorializada, pero no nativa. Colectiva y comunitaria, con todos y con nadie, pero nunca sin. Mi duelo, mi “enfrentarse” es con el mundo, el me acercó primero un guante blanco para darme con él el día de mi nacimiento. El tiempo me ha retado a duelo, me duele el tiempo y ahora me desgarro en él. Y mi sensación de vacío tampoco es propia o solitaria, también tiene una contraparte, depressus, derribada, abatida (no pude haberme abatido sola, me han derribado a veces, pero nunca me he caído)

Una de las razones para diagnosticar la existencia de una depresión es la cantidad de tiempo que un sentimiento perdura, transformándose en un estado anímico y una disposición corporal permanente; ello aludiendo a que los sentimientos de tristeza, desesperanza, desilusión son transitorios, pero ¿qué es la transitoriedad en nuestros tiempos? el tiempo de duelo se ha reducido década a década, siglo a siglo, en la humanidad el dolor nos duele menos, casi como si no fuéramos humanos.
El duelo y la desesperanza, hoy asesorados, racionalizados, clasificados, por etapas, profesionalizados, no eran antes sino el tiempo personal para entristecerse en un espacio íntimo y respetado por el otro.

PH

ps: “Depresión: Del latin depressus, que significa abatido, derribado, es un estado de abatimiento e infelicidad, que puede ser transitoria o permanente. En la mayoría de los casos, el paciente describe su estado, y así lo ven los demás, como derribado, socavado en su potencialidad, debilitada su base de sustentación afectiva, desplazado su eje de acción usual, desganado, hipoérgico.” (Wikipedia)

octubre 16, 2006

¿Quién diablos se llevó MI queso?... lo que oculta la resistencia al cambio


Unas cuantas personas que son asiduas lectoras de este blog ;) sabrán que en las ciencias sociales, varias de las asignaturas que nos enseñan tienden a equilibrar teorías sobre estructura y cambio, sobre formas de estructuración y desestructuración de lo social, sobre territorialización y desterritorialización, etc., considerando que los ires y venires de lo social son movimientos deseados y "normales". Así, hemos podido aprender que la institucionalización y los movimientos sociales, la construcción social de la realidad, las teorías de la estructuración, y otras, permiten explicar que este movimiento constante es lo que impide que la sociedad implosione en un conjunto uniforme de personas o conglomerado, es decir, permite la existencia de la comunidad.
Sin embargo, después de años de esfuerzo de las ciencias sociales, en torno a la teorización e investigación de estos fenómenos en el tiempo (me van a disculpar aquellos dignos que conozco), la actual psicología con ansias de administración de empresas presenta inocentes cuentos como "Quién se llevó mi queso" y otras barbaridades en las cuales se pretende hablar de la resistencia al cambio en la vida cotidiana o al interior de las organizaciones públicas y privadas desde un ámbito de "tolerancia".
El cuento, que finaliza para los pobres oyentes en una insultante pregunta: ¿cuál de los dos ratones quieres ser?, es la obra cúlmine de las teorías adaptativas, que buscan sin asco ni demora la uniformidad de pensamiento y acción, y la aceptación de los cambios e innovaciones de modo irreflexivo.
Me parece decidor que el cuento se ambiente en un laberinto con dos ratones buscando queso... podría haber sido más explícito y haberlo hecho sobre un perro, una campana y un tipo que le enseña a salivar... podría ser algo así como "Quién se ha llevado mi hueso?: conductismo empresarial para el siglo 21" o "Creando obreros que saliven: quién se ha llevado mi hueso?"
La resistencia al cambio, y sus protagonistas: los resistentes, han sido nombrados con el más bajo de los calificativos al interior de una empresa: ratones que no pueden alimentarse cuando les cambian el "queso" hacia otro lugar. Evidentemente el queso puede adquirir múltiples formas, pero, la mayoría de las veces al interior de las empresas, el queso ha sido el trabajo digno, y ha sido movido por la flexibilidad laboral, el irrespeto a los derechos del trabajador, la integración de capitales extranjeros sin regulación o cuestionamiento, y otras manos oscuras que contratan relacionadores públicos, negociadores sindicales, psicólogos laborales y todo tipo de profesionales que te "ayudan" a adaptarte al cambio.
¿Quién es el resistidor? según este tipo de narrativas, ciertamente el resistidor es un sujeto medio idiota, que se quedó en el pasado, retrogrado, y, posiblemente, todos aquellos que se consideren "arriba de la ola" al interior de una organización piensen además que esta persona debe jubilarse, retirarse o cualquier cosa mientras deje de ser un estorbo al "progreso de la empresa". Según mi experiencia, en cambio, el resistidor suele ser una persona con varios años de servicio en el lugar, que ha visto levantarse y fracasar multiples tentativas de cambio, algunas más exitosas que otras, y que, con justa razón, tiende a desconfiar cuando le proponen un "nuevo modo de hacer las cosas". Muchos de ellos son viejos sindicalistas, han llevado la batuta dentro de la organización obrera, han llevado al paro, a la huelga y han logrado aumentos de sueldo y mejores condiciones para todos. Son personas con experiencia.
El resistidor, argumento actualmente usado para descalificar y desoir a las personas que intentan debatir las transformaciones organizacionales, es parte de la estructura a la cual todo cambio debe enfrentarse. La resistencia al cambio es un argumento bastante facilista y poco inteligente al momento de ejercer liderazgo o de embarcarse en un emprendimiento: todos somos o hemos sido en algún aspecto de nuestra vida un resistente y no tenemos porque renegar de eso. Todos hemos sido estructura y cambio, y sólo en ello es posible la construcción de un individualidad sana y una sociedad dinámica, crítica y democrática de verdad.
PH
Ps: mueran los profesionales acriticos, que le temen al debate, descalifican, uniforman y se erigen actualmente como los principales Maquiavelos del lavado de imagen empresarial.